Polinizadores Parte I: ¿Podemos vivir sin ellos?

Publicado en Revista Ambiente Siglo XXI - ONG Econciencia
Autora Rosalía Paz

En esta sección hemos tratado varias veces el tema de los alimentos, las semillas y el paquete tecnológico de la Revolución Verde. No obstante hay un cuarto factor clave para la producción de alimentos en el mundo que, aunque muy conocido por los productores, pocas veces se menciona: La importancia que tienen los polinizadores para la mayoría de las especies cultivadas. ¿Qué tan necesarios son en la agricultura? ¿Podemos subsistir como especies sin ellos? Estas son algunas de las preguntas que los invito a contestar a lo largo de esta nota…

Desde que un pequeño grupo de plantas inventó las flores hace unos cuantos millones de años atrás (140 millones), esta innovación fue tan trascendental que les permitió expandirse sobre el dominio de las plantas sin flores que predominaban en ese momento. Uno de los puntos más significativos de este grupo de plantas fue que inventaron una nueva forma de reproducirse diferente a la utilizada por las plantas sin flores, que dependían mayoritariamente del viento. Esta nueva forma utilizada hasta el día de hoy, aprovecha la capacidad de los animales de desplazarse para transportar los granos de polen de las estructuras masculinas de la flor hacia las estructuras femeninas para así producir la fecundación o “polinización”. Como atractiva recompensa, las plantas les ofrecen el néctar rico en nutrientes y azúcares. Actualmente las plantas con flores, o Angiospermas, son las formas de plantas predominantes en nuestro planeta (más de 250.000 especies), y han logrado conquistar prácticamente todos los ambientes gracias a su gran plasticidad (pueden ser yerbas, árboles, lianas, trepadoras, etc.). Asimismo, sus flores han desarrollado complejas estrategias reproductivas que dependen en mayor o menor medida del trabajo de animales polinizadores.

Todas las plantas que han sido domesticadas por el hombre y que son la base de nuestra alimentación pertenecen a las Angiospermas. De ellas, el 75% se benefician de la actividad polinizadora realizada por animales tales como aves, murciélagos, roedores e insectos (tales como las abejas, mariposas, hormigas, moscas, cascarudos, etc). No obstante, salvo algunas excepciones, los insectos son los polinizadores por excelencia, y entre ellos las abejas ocupan un lugar destacado por su alto grado de organización y eficiencia para polinizar los cultivos. Esta propiedad es muy bien conocida por los agricultores, que utilizan la abeja europea (Apis mellifera), también conocida como abeja doméstica o abeja melífera para polinizar sus cultivos. La amplia difusión en el uso de esta especie se debe a que es capaz de polinizar casi la totalidad de los cultivos que requieren polinización por insectos. No obstante, es importante que destaquemos que las especies silvestres de abejas también contribuyen en forma considerable a la polinización de muchos cultivos.

Una colmena es una verdadera ciudad altamente organizada donde viven aproximadamente unos 50.000 individuos, de los cuales cerca de 2/3 son abejas obreras que salen todos los días a buscar polen y néctar. En cada viaje, una abeja obrera visita entre 30 a 50 flores, y si consideramos que cada abeja realiza entre 15 y 20 viajes por día, podemos estimar la capacidad de polinización que tiene una colmena (por debajo de las patas, ¡15.000.000 de visitas a flores por día!).

Figura 1

Existen cultivos que dependen casi exclusivamente de la polinización por insectos. En el caso que esta polinización no sea eficiente, vamos a observar una deficiente formación del fruto que puede resultar pequeño o deforme y con poco número de semillas – que son los óvulos fecundados por los granos de polen. Este crecimiento defectuoso se da debido a que existe una relación muy estrecha entre el desarrollo de las semillas y el tamaño y la forma de los frutos. En los casos en los que el producto que consumimos de una planta es el fruto mismo, resulta muy perjudicial para un productor tener una alta proporción de frutos con estas características. No obstante, en otros casos donde consumimos los bulbos (como en la cebolla), las raíces (zanahoria, rabanitos) o las hojas (lechuga, acelga), por más que la polinización no tenga un efecto directo sobre la calidad de la hortaliza, si resulta fundamental para la producción de las semillas que se distribuyen a los productores. Si a esto le agregamos el hecho de que para un correcto desarrollo de fruto y semillas las flores de muchas especies requieren más de una visita, podemos estimar la importancia que tienen estos pequeños amigos sobre nuestra alimentación en cantidad y calidad.

Figura 2

Para tener una idea de lo que la polinización significa en términos de rendimiento, analizaremos un caso particular: los rendimientos de la almendra. La producción de esta especie requiere si o si de la acción de insectos polinizadores, y un estudio a campo demostró los cambios en la producción por hectárea en los casos en los que no se usan colmenas vs el uso de colmenas. Los resultados de este estudio son asombrosos y demuestran la importancia de los polinizadores en esta especie. Sin la presencia de colmenas, los rendimientos fueron de 642 kg/Ha, mientras que con 4 y 8 colmenas por hectárea, fueron de 1291 kg/Ha (el doble) y de 1680 (casi el triple). Resultados similares se dan en otras especies, que por más que no requieran polinizadores para fructificar, la presencia de los mismos aumenta entre el 5 y el 50% su producción. A sabiendas de esto, la mayoría de los productores “alquilan” a apicultores colmenas durante la floración de sus cultivos. De hecho, una importante parte de los ingresos de los apicultores proviene del alquiler de las colmenas.

Un problema con el que nos estamos enfrentando con el avance del paquete tecnológico de la Revolución Verde (nombrado un sinnúmero de veces en esta columna) es la homogeneidad de hábitat por los monocultivos extensivos y el uso indiscriminado de insecticidas (que eliminan a todo tipo de insecto abarcando un amplio rango de acción si fumigados con tractores o avionetas). Un componente que prácticamente no se tuvo en cuenta en la ecuación de esta herramienta moderna es la sencilla pero potente acción de estos pequeños trabajadores, sobre todo la de los polinizadores silvestres. Con la extensión de las zonas cultivadas hacia zonas silvestres, el desmonte y la consecuente pérdida de vegetación silvestre, las poblaciones de estos polinizadores se ha reducido considerablemente. Esto se observa muy notoriamente en la creciente necesidad de la utilización de colmenas de apicultores en los cultivos. Si hace algunos años de cada cien insectos que visitaban una flor, las abejas domesticadas representaban el 70-80%, hoy día este porcentaje alcanza el 90-95% de todas las visitas de insectos. Esto significa un retroceso entre el 15 y el 20% de las especies silvestres.

La polinización animal es necesaria para la reproducción de la mayoría de las plantas con flores, incluyendo nuestros alimentos. Esta maravillosa simbiosis tallada durante miles de millones de años de evolución entre las plantas y animales es clave para la producción de más del 75% de los cultivos que producimos. No obstante, con unas pocas décadas de implementación de monocultivos extensivos y uso indiscriminado de agroquímicos estamos poniendo en riesgo a estos pequeños trabajadores que hacen un pequeño trabajo si analizado a escala individual, pero desconmensurado si lo analizamos en su escala global. Si nosotros tuviéramos que realizar este trabajo en forma manual, ¿cuál sería su precio? Ya un poeta inglés, Francis Thompson, decía allá por el año 1900: “Todas las cosas por un poder inmortal, cercano o lejano, ocultamente una a la otra tan unidas están, que es imposible tocar una flor sin que se estremezca una estrella”

Ahora les pregunto yo: ¿Podemos vivir sin las abejas?

 

Información suplementaria en español:

Rol de las abejas en la polinización de los cultivos.

http://www.biblioteca.org.ar/libros/210152.pdf

Las abejas son los diligentes polinizadores de las frutas y cultivos.

http://www.fao.org/docrep/008/y5110s/y5110s03.htm

 

PDF: Revista Ambiente Siglo XXI. N° 32 Junio-Julio.pdf

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