Publicado en Revista Ambiente Siglo XXI - ONG Econciencia Autora Rosalía Paz
La historia de nuestra humanidad siempre estuvo marcada por distintos tipos de revoluciones, generadoras de nuevos conceptos, nuevas ideas e ideales. En lo concerniente a la agricultura, desde su descubrimiento hace aproximadamente 10.000 años hasta los días actuales nuestra civilización ha presenciado tres grandes revoluciones que han marcado profundamente nuestro destino y el de nuestro planeta. Este será el tema central desarrollado de la primer parte de este artículo.
La Primer Revolución Verde.
Una de las revoluciones mas importantes que marcó el inicio de la civilización humana fue el descubrimiento de la agricultura, conocida como la Primer Revolución Verde. Fue a partir de la observación de la naturaleza que el hombre comprendió que la semilla era el germen de una nueva planta. Con este gran descubrimiento fue posible la aplicación tecnológica de esta información para lograr la producción de los primeros cultivos, y de esta manera lograr una producción de alimentos estable. En sus orígenes, los primeros cultivos deben haber sido poco productivos, pero a lo largo de los milenios, nuestros ancestros fueron perfeccionando técnicas agrícolas como la elección de las tierras con mayor aptitud agrícola, la elección de las mejores estaciones del año para la siembra, el arado de la tierra, la utilización de abonos naturales y el riego, por mencionar algunas.
De la mano con el desarrollo de estas prácticas agrícolas vino la manipulación genética de las semillas. Así, nuestros ancestros realizaron un proceso de mejoramiento genético dirigido hacia características de interés conocido actualmente como selección artificial (para distinguirlo de la selección natural, base de los procesos evolutivos). De esta manera fue posible, a lo largo de generaciones de mejoramiento por cruzamiento, a partir de poblaciones vegetales silvestres adquirir características nuevas estables de interés agrícola. Estas selecciones fueron dirigidas hacia diversas direcciones, tales como por ejemplo un hábito de crecimiento determinado, la pérdida de la dispersión de la semilla, lograr una maduración sincrónica, madurez temprana, resistencia selectiva a plagas y enfermedades, reducción de la cantidad de toxinas, mayor productividad incluyendo semillas o frutos más grandes e incluso pérdida de las semillas (como en la banana), o como el caso de las coles de la primer figura, donde se logró dirigir hacia distintos órganos la acumulación de azúcares.
De esta manera, a través del proceso de cruzas controladas y selección gradual, nuestros ancestros escogieron un grupo pequeño de la enorme cantidad de plantas silvestres y lo transformaron en los cultivos que ahora conocemos.
La Segunda Revolución Verde.
Desde épocas milenarias, las metodologías de arado y cuidado de la tierra han ido siendo transmitidas generación tras generación con muy pocas innovaciones hasta llegada la Revolución Industrial ocurrida en el norte de Europa a finales del siglo XIX. Esta revolución representó para la agricultura un aumento de la eficiencia y la productividad por una mayor mecanización, aliviando de esta manera el agotador trabajo del agricultor, basado principalmente por la tracción a sangre. Por otro lado, el desarrollo de agentes químicos como los fertilizantes, insecticidas y fungicidas permitió mejorar significativamente los rendimientos. Sin embargo, la principal limitante en los rendimientos de los cultivares fue que no se lograba una eficiente respuesta a la fertilización y a las técnicas de manejo desarrolladas hasta ese entonces.
La cuestión de la producción de alimentos fue una de las preocupaciones más destacadas del siglo XIX, particularmente debido a la explosión demográfica que nuestra humanidad tuvo en los últimos siglos del milenio pasado. Numerosas predicciones apocalípticas anunciaban que la falta de suministro de alimentos sería uno de los principales factores causantes de revueltas sociales y trastornos económicos, especialmente en los países en desarrollo.
Fue con esta bandera que a fines de los años 60´ se inició una campaña internacional donde empresas, entidades públicas y profesionales preocupados organizaron seminarios y conferencias para aumentar la conciencia hacia la crisis alimentaría que ocurriría y para movilizar los recursos globales para abordar el problema en una base emergencial. De esta manera se dirigieron inmensas cantidades de fondos de fundaciones privadas y entes estatales para establecer una red de investigación internacional volcada hacia la agricultura para ayudar en la transferencia y adaptación de avances científicos para mejorar las condiciones de países en desarrollo.
La primera inversión fue dirigida hacia la investigación aplicada en arroz y trigo, dos de los cultivos alimenticios más importantes en los países en desarrollo. Para lograr mayores rendimientos, los científicos necesitaron desarrollar plantas con una mayor respuesta a los nutrientes vegetales, y con un tallo más corto y resistente para soportar el peso por cabeza de grano. También fue necesario desarrollar variedades que pudieran madurar más rápidamente y crecer en cualquier época del año, además de permitir a los productores optimizar los rindes. Fue necesario el desarrollo de nuevas variedades resistentes a plagas y enfermedades, que generalmente emergen bajo las condiciones de producción intensivas, y que mantengan inalterables las propiedades deseables de elaboración y consumo. Todos estos mejoramientos se basaban en cruzamientos selectivos entre plantas con las características de interés y posterior selección de la descendencia que las combinaba de una manera estable. A estas variedades genéticamente mejoradas para incrementar el rendimiento se las denominó variedades de Alto Rendimiento (VAR, en inglés HYVs – High-Yielding Varieties).
El uso de estas variedades en combinación con el uso expansivo de fertilizantes, otros químicos agregados y la irrigación llevaron a cambios dramáticos en el aumento de los rendimientos. Para lograr una escala imaginaria de lo que implicó la Revolución Verde en lo que incumbe al rendimiento, citamos como ejemplo el maíz inglés: Llevó cerca de 1.000 años para que el rendimiento de esta especie se incrementara de 0,5 a 2 toneladas métricas por hectárea, pero solamente 40 años para un incremento de 2 a 6 toneladas métricas por hectárea. Fue por estas características que posteriormente se utilizo el termino “Revolución Verde” para describir este fenómeno en la agricultura.
La Tercer Revolución Verde.
Actualmente nos encontramos bajo el paradigma de la nueva Revolución Verde basada en la utilización de la biotecnología como innovación productiva. El siglo XX marcó el inicio de la era de la genética y la biotecnología. A partir del descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucléico, o ADN, en 1953, se pudieron explicar los fundamentos moleculares de la herencia que venían siendo estudiados por décadas sin encontrarse una teoría sólida sobre los cuales asentarse. El descubrimiento posterior de las tijeras moleculares, o enzimas, capaces de cortar secuencias específicas de ADN junto con el descubrimiento de la Reacción en Cadena de la Polimerasa (RCP, en inglés PCR – Polymerase Chain Reaction) que permite aumentar exponencialmente el numero de copias de una secuencia específica de ADN abrieron las puertas a un abanico de posibilidades en lo que respecta a la Ingeniería Genética. Estos descubrimientos marcaron significativamente todas las ramas del conocimiento que tuvieran que ver con los seres vivos, lo mismo ocurrió en la agricultura.
En este sentido, muchos conceptos en la actualidad se repiten en forma errónea, o no están bien definidos, generando confusión. Para evitar este problema, iniciaremos definiendo conceptos.
El ADN es la base de la información genética de un organismo vivo. Todos los seres vivos conocidos hasta la actualidad almacenan su información genética en forma de ADN. La forma, disposición y estructura del ADN va a depender del organismo en cuestión, de esta manera, las células procariotas (bacterias) poseen su información genética en una secuencia de ADN circular en el citoplasma de la célula, mientras que las células eucariotas (protozoarios, hongos, plantas y animales) poseen la información genética en estructuras de ADN lineal denominadas cromosomas.
Los genes son las unidades de la información genética. Dicho de una manera sencilla, esta información se encuentra a lo largo de la secuencia del ADN y es leída por diversas moléculas que la traducen en su gran mayoría a proteínas, que son los componentes estructurales y funcionales de las células. De esta manera, y como se ilustra en la tercer figura, un gen bacteriano puede codificar para la síntesis de una proteína que sintetiza una toxina.
La ingeniería genética es la manipulación genética de una secuencia de ADN, ya sea esta proveniente de una bacteria, de un hongo, una planta u/o cualquier organismo vivo. De esta manera, una vez identificado un gen de interés en un organismo particular como el caso de nuestra toxina bacteriana, es posible cortarlo de ese organismo y pegarlo en otro organismo vivo como una planta, proceso conocido como transgénesis. Así, la nueva planta transgénica va a expresar esa nueva información genética que codifica una proteína que produce una toxina, y cualquier insecto que se alimente de una parte de ella va a sufrir la acción de esta toxina.
La biotecnología, palabra tan mencionada en los días actuales, nada más es que la utilización de un organismo vivo, o de una parte de el para un fin tecnológico. Desde hace milenios venimos utilizando procesos biotecnológicos como el empleo de microorganismos para la fermentación del almidón para la producción de pan, o la cevada para producir cerveza. Sin embargo, en los días actuales es posible utilizar las tijeras moleculares aisladas de determinados seres vivos, o la información genética de un gen particular con un fin biotecnológico. De esta manera, podemos distinguir la biotecnología clásica de la biotecnología moderna que hace uso de las nuevas herramientas de la ingeniería genética para lograr procesos biotecnológicos.
Con estos nuevos conceptos asentamos las bases para la siguiente parte de este artículo donde trataremos específicamente el tema de los organismos genéticamente modificados, u OGM. En la actualidad, muchos de los principales cultivares del mundo han sufrido un proceso de manipulación genética con algún fin particular, bajo la premisa de aumentar la producción. Sin embargo, el uso extensivo de estos organismos, junto con el paquete tecnológico de la Revolución Verde propiamente dicha están teniendo diversas implicaciones ambientales y sociales complejas de abordar.
Referencias
Biodiversidad: la solución para todos los males. Ambiente Siglo XXI. Econciencia. Mayo 2008 No 13.
El gran descubrimiento humano – la domesticación de plantas y animales. Ambiente Siglo XXI. Econciencia. Abril 2008 No 12. Seleccionado para Diario El Cronista (Chascomús) 27 abril 2008.
El impacto de la agricultura sobre la población humana. Ambiente Siglo XXI. Econciencia. Marzo 2008 No 11.
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