Polinizadores Parte II: El colapso de las abejas

Publicado en Revista Ambiente Siglo XXI - ONG Econciencia
Autora Rosalía Paz

En la primer parte de este artículo “Polinizadores: ¿Podemos vivir sin ellos?” hablamos sobre el estrecho vínculo que existe entre las plantas y estos pequeños trabajadores. Esta relación es tan fina, que muchas plantas serían incapaces de reproducirse y se extinguirían sin las asiduas visitas de los polinizadores. Hoy, a principios del siglo XXI nos jactamos de nuestra vida moderna y sintética a base de alimentos enlatados o en envases de plástico comprados en las góndolas de los supermercados. No obstante, si supiéramos lo vulnerable y frágil que puede llegar a ser nuestra existencia, lo dependiente que puede llegar a ser del aleteo de estos animalitos…

En los últimos años, en varias partes del mundo se viene observando un fenómeno rarísimo en las colmenas de las abejas digno para la investigación de un detective. De un momento para el otro, la mayor parte de las abejas adultas de la colmena desaparecen sin dejar rastro alguno. No se observan cadáveres de abejas en la proximidad de la colmena, tampoco hay signos externos de enfermedad, pestes o parásitos. Simplemente desaparecen dejando sola a la abeja reina con abejitas inmaduras que todavía no pueden volar y con las reservas de polen y de miel intactas. Este fenómeno ha sido denominado el “Síndrome del Colapso de las Colmenas” (SCC, del inglés CCD de “Colony Collapse Disorder”), que termina produciendo la muerte de la colmena debido a la falta de abejas obreras que traigan el alimento necesario para su supervivencia.

figura-1Generalmente, los apicultores saben que luego del invierno ocurre una reducción de la población de abejas en las colmenas de alrededor de un 10%. No obstante las reducciones en las poblaciones de abejas en las colmenas afectadas por SCC varían del 90 al 100%. Estos valores preocupantemente altos han sido observados desde el año 2007 en varios países del hemisferio norte (Estados Unidos y varios países europeos) alertando la comunidad científica internacional. Desde ese entonces se han hecho un sinnúmero de estudios para identificar las causas que provocaban dicho despoblamiento, y aunque todavía no hay una causa concreta, si se han identificado varios agentes potenciales.

Monocultivos y pérdida de diversidad plantas silvestres: Las abejas cosechan el polen de las flores de estación. Esto incluye las flores de plantas cultivadas y las flores de plantas silvestres. Con las prácticas modernas de monocultivos extensivos y control de malezas, suele suceder que la disponibilidad de polen está concentrado en apenas un momento del ciclo del cultivo, limitando la disponibilidad de este valioso alimento de las abejas durante las otras etapas del año. Esto además produce una importante reducción en la fuente de alimentos de la colmena, tanto en calidad como en cantidad. Al igual de lo que nos ocurre a nosotros, el consumo de una única fuente de alimento en la dieta de las abejas produce desbalances alimentarios que pueden repercutir de diferentes formas en su salud y en su sistema inmunológico

Uso de agroquímicos: Generalmente no se utilizan pesticidas durante la época de floración justamente para evitar el daño a los polinizadores. Actualmente se está prestando mayor atención a un tipo de insecticidas denominados sistémicos, cuyo nombre proviene porque luego de aplicados la planta los absorbe y los desparrama por todo su cuerpo (algo así como un antibiótico). Estos venenos se acumulan y afectan el sistema nervioso de los insectos de una forma irreversible, y en el caso de las abejas pueden cambiar su sentido de orientación y consecuente ubicación de la colmena. Aunque se creía que las dosis de estos venenos en el polen eran bajos, y por ende inocuos para las abejas, recientemente un estudio que se centró en el análisis de las cargas de polen trazas de varios tipos de abejas reveló la presencia de estos agroquímicos, además de identificar otros tipos tales como herbicidas, insecticidas no sistémicos, fungicidas entre otros. Recientemente, y debido a la presión de los apicultores europeos, la Unión Europea prohibido en forma cautelar el uso de pesticidas neonicotinoides y los derivados del tiametoxam, imidacloprid y la clotianidina (comercializados por las empresas Syngenta, Bayer y BASF). No obstante, debemos remarcar que este grupo de insecticida es masivamente utilizado por su efectividad para controlar las plagas, lo que potencia la problemática.

Parásitos, bacterias y virus: Las abejas son afectadas por un gran número de parásitos y patógenos sin un daño aparente. Entre estos agentes se encuentra un ácaro oriundo de Asia llamado Varroa destructor, que chupa la sangre de las abejas y deposita sus huevos al lado de las crías. Aunque por sí solo no es capaz de producir el SCC, cuando no es controlado a tiempo puede provocar graves daños en la colmena, incluidos estrés, y aparte dispersar un gran número de enfermedades. Otros factores que desencadenan enfermedades pueden ser indirectos, una vez que afectan el sistema inmunológico de las abejas y las tornan susceptibles a estos patógenos (algo similar a lo que ocurre cuando se nos bajan las defensas y nos enfermamos). En el caso de los insecticidas, incluso en pequeñas cantidades se pueden ir acumulando con el tiempo, debilitando el sistema inmunológico de las abejas y tornándolas propensas a infecciones secundarias aparentemente innocuas como parásitos, virus, ácaros, hongos y bacterias. Algo similar ocurre cuando no presentan una dieta variada y balanceada o cuando están sometidas a estrés.

Estrés provocado por radiaciones, desplazamientos, ruidos y vibraciones: También se ha asociado el SCC con los constantes desplazamientos de las colmenas de un sitio a otro para polinizar los diferentes cultivos en floración. Esta práctica es muy empelada, y puede provocar la desorientación de las abejas. Por otra parte, algunos estudios también sugieren que las radiaciones emitidas por las señales de los celulares también podrían producir la desorientación de las abejas con respecto a la posición de la colmena, y por ende provocar su despoblamiento.

Estrecho rango genético de las abejas domesticadas: Actualmente todas las colmenas de abejas domesticadas en el mundo provienen de no más de unas 200 reinas. Esto hace que genéticamente no tengan un amplio abanico de genes que les permitan enfrentar condiciones desfavorables, tornándolas más susceptibles a los cambios ambientales, a las enfermedades y al estrés. Este factor viene cobrando importancia últimamente como una de las posibles causas del SCC, para lo cual las empresas que se dedican a crear nuevas colmenas tienen la precaución de fecundar las reinas con zánganos genéticamente diferentes que tengan características de interés tal como la resistencia a alguna enfermedad.

figura-2Claramente el SCC no es provocado por solo un factor, sino más bien por un cóctel de factores, tal como lo mostramos anteriormente. Afortunadamente en nuestro país (así como en otros países de América Latina) no se han reportado pérdidas masivas de colmenas. Esto se atribuye en parte al hecho que la elaboración de miel por parte de nuestros productores es mayoritariamente de tipo artesanal. De este modo, nuestros apicultores no movilizan en gran medida sus colmenas, algo inusual en otras latitudes donde las colmenas llegan a ser movilizadas a miles de kilómetros para lograr la polinización de los cultivos. Por otra parte, pese a que contamos con enormes superficies de monocultivos de diversos cultivos agrícolas, también tenemos grandes extensiones de pasturas naturales y abundante flora autóctona que se encuentran a disposición de la producción apícola. Todos estos factores hacen que nuestro país sea reconocido internacionalmente por la calidad de su miel, de primer nivel.

La crianza y multiplicación de abejas contribuye singularmente con la biodiversidad ambiental y la producción de alimentos. La FAO estima que por cada dólar de ganancia por la producción de miel, se están generando quince dólares por la acción benéfica de este insecto durante la polinización de cultivos relacionados con la producción de alimentos.

 

Información suplementaria en español:

Un mundo sin abejas – El efecto abeja.

Para descargar el PDF de la Revista Ambiente Siglo XXI. N° 33 Agosto-Septiembre presione el siguiente link.

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